Desde allí mi esposo y yo nos interesamos en su plática y en las siguientes más. El señor era bastante expresivo, sonreía a cada momento y lo escuchábamos con mucha atención y compartíamos con nuesta opinión según el tema. Hasta que tocó hablar de la palabra: Música. Se refirió a unos ensayos que debía hacer con un dúo. ¿Ensayos? Le preguntamos. Si, tengo un trío. Bueno por ahora estamos dos voces, la otra voz se nos fue hace poco y creo que es definitivo, ¡Ah!, ¡usted canta! Le dije "Si, desde hace mucho tiempo. Desde que vivía en Colombia, desde que era niño". Nos dijo.
Mi esposo se interesó mucho más, dado que él vivió en ese país por muchos años, desde que viajó desde Ecuador a Colombia a la edad de dieciséis años por la afición al toreo, pero amaba la música. Y por casualidad, recorrieron los mismos lugares y frecuentaron los mismos eventos de música. Los dos se entendían a la perfección. De pronto se convirtió en un diálogo muy ameno y mucho más interesante. Hablaron del éxito del Trío Martino, con su Noches de Bocagrande, de la fama de Julio Jaramillo, y temas así, hasta que nos dijo que ellos tocaban a la perfección pasillos ecuatorianos. "Oh, No". Exclamé íntimamente. Fue allí cuando más me gustó esa conversación. Mi esposo le hace saber que a mi me gusta cantar la música de Ecuador, puesto que soy ecuatoriana y amo los pasillos. Entonces, decidimos rápidamente invitarlo a nuestra casa. El nos entregó su tarjeta en la que decía Trío Costazul, José Domínguez. La guardé muy emocionada. Un poco después con las radiografías en las manos nos despedimos y quedamos en que iría el día sábado a casa.
Lo llamamos para confirmar la cita y nos manifestó que iba a llevar a la persona con quien conformaba el dúo. Por supuesto que lo aceptamos. Llegaron a casa, impecables y con sus guitarras. Qué sorpresa, de inmediato nos instalamos a cantar. Qué increíble no lo podía creer, estaba en Venezuela cantando pasillos con personas que ni conocen Ecuador y qué bien que lo hacían. Empezamos con el precioso tema: Como si fuera un niño, de Francisco Paredes Herrera. Seguimos con Cuando tu te hayas ido, de Rosario Sansores. Además cantamos boleros como Noches de Bocagrande del Trio Martino y valses como Odiame y Rosas de otoño. Nos acoplamos tan bien que hablamos de que yo integraría el trío. ¡Bah!, dije, ¿por qué no?. Me fascina cantar y por qué no retomar la música, nunca es tarde para uno hacer cosas que siempre le han gustado hacer. Pienso que en la vida uno puede hacer lo que quiera, siempre y cuando se cuente con las ganas de hacerlo y que no se lastime a nadie.
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Calidad en sus voces y en la ejecución de sus guitarras fue lo que demostraron José y Carlos, cuando estuvieron en casa. Ellos son unas personas muy sencillas y excelentes profesionales. Aquí una foto que nos tomamos el día en que ensayamos.